El Picaflor - Huayño
Letra: José R. Emanuel, (santarosino)
Música: Rosendo Huirse Muñoz
Quisiera ser picaflor, para chuparte
la miel,para chuparte la miel
del capullo de tu boca.
Me miras, te ríes
pero no sabes, ingrata
que tengo otra mejor que tú.
FUGA:
//Esa cintita que bien le queda,
en los cabellos de mi cholita
silba, silba silbadorita cautivadorita//
Cuento Santarosino:
KHUNU
Eran tiempos en que los días en que no podían ser contados. Todo era igual, el día y la noche, la luz y las sombras. No había véspero ni aurora. Todo parecía un largo e inacabable instante.
Entonces, ya vivían sobre el suelo de mi pueblo dioses poderosos, dioses grandes que tenían formas pero que carecían de un rostro propio. El puma y la serpiente les prestaba sus imágenes de muerte.
Eran dioses, y sin embargo, tenían el corazón impenetrable.
Eran tiempos en que no se sabía de remembranzas, ni de nostalgia, ni de ayeres, ni de olvidos.
Aquel entonces, pisaba los lomos de la tierra K’hunu el dios destructor de las cosas. Nació sin tener madre y sin que aún haya nacido el que fuera su padre.
Aunque siempre fué devastados, su presencia era necesaria. Fue la contradicción del bien, la opugnación de la obra, la paradoja, la antítesis, la antimonía, la necesaria negación.
La destrucción era su forma y su esencia. Impulsado por esa rara fuerza del derrumbe rastreó cada paso de Wiraqocha, dimensionó cada movimiento, presagió cada pensamiento.
A cada esfuerzo de Wiraqocha por hacer el mundo, K’hunu oponía otro igual por deshacerlo. A igual fuerza igual efecto, era su ley.
Con inmensas moles. Wiraqocha levantaba pueblos y ciudades y k’huno lanzaba sobre ellos tempestades destructoras. Wiraqocha hacía gigantes seres de piedra y K’hunu rompía sus espíritus, quebraba sus almas prisioneras.
Esa era la vida, contradicción de dos fuerzas, contraposición de dos causas.Solodos seres sobre el mundo, Wiraqocha constructor y K´hunu destructor.
Wiraqocha, ya entonces principio y fin de las cosas, fuerza y poder, magnitud y randeza y tambien orígen y extensión, inflamó el aire y creó a Nina, el fuego. Aquella vez se hinchó iracunda la tierra y en forma de piedras, de grandes moles incendiarias, hirvieron los volcanes para anillar la obra y cercar el prodigio.
K’hunu, en medio de su ceguedad, esclavizó a wayra, el viento y apagó con él las cimas calcinantes, enfrió sus vientres de lava y convirtió en cenizas sus voces de fuego.
Mucho tiempo lucharon Wiraqocha, el que edifica y K’hunu, el que derrumba, sin que nadie venza o sea vencido.
Sin embargo, nunca es estéril la lucha ni el combate vano. Por ese enfrentamiento fueron los pueblos de los Andes rodeados de cimas vigilantes, de valles soñolientos o de ríos levantiscos y lagos perezosos.
El mundo sólo pudo ser posible por la fuerza, por la oposición y la lucha.
K’hunu quedó ciego en la batalla, cuando Wiraqocha apagó sus ojos disparándole rays con su honda, hechándole fuego en sus cuencas angustiadas.
Más tarde, sembró la muerte en sus ojos sin mañana y castigó a K’hunu que alteró cuanto hubo y destruyó cuanto estuvo hecho. Desde entonces, fue uno la luz y la oscuridad el otro.
K’hunu, vive ahora en la entraña de la tierra, se alimenta de ella y, cuando le falta sustento convulsiona y hace temblar la tierra. A su fuerza salen de su cauce los ríos, se desmoronan árboles y montañas, y en fin, vuelve la obra a derrumbarse.
Para K’hunu el mundo es sólo la redondez de la tierra y la oscuridad sin forma. Vive allí, esclavo de la lobreguez y la ceguera eternas.
DANZAS DE SANTA ROSA
En los días de fiesta, por el 30 de Agosto, se aprecia la riqueza folklórica de este pueblo, son propias del lugar y quizás poco conocidas en la región y el país. Las comparsas que enumeramos a continuación, como los Chuchulayas, las Doncellas, los Membrillos, los Majeños, las Marchas o los Saccsas, los Barberos, los Novenantes, las Wifalas; Ccono Mayor, Ccono Menor, los Ayapolas y entre las conocidas que por devoción concurren a la fiesta, tenemos Ayarachis de Paratía, Sicuris de Huancané, Negritos de Maranganí, Canchis de Cusipata, Toro Toro de Chectuyoc, Tucumanos de Macarí, Pantominos y K’ajchas de Ayaviri, Puli Pulis y Chunchos de Ollachea, grupos compuestos por más de 15 personas incluiyendo músicos. Asimismo durante los carnavales podemos apreciar el baile de la Pandilla puneña, que con sus atuendos elegantes se aprecian exclusivamente el domingo de tentación de carnavales, siendo aquella la expresión de cortejo y de sentimiento romántico hacia la pareja.